José Miguel Valdés-Negroni, Karla Astorga-Vera, Marco Billi, Cristian Escobar-Avaria, Rodrigo Fuster-Gómez, Katherinne Silva-Urrutia y Anahí Urquiza-Gómez, 14 de noviembre 2020 – CIPER
La columna profundiza en los riesgos sistémicos asociados con las propuestas de construir carreteras hídricas en Chile, y que no se incluyen en el debate público. Las y los autores argumentan que la decisión de llevar adelante este tipo de megaproyectos no es una decisión técnica, sino una decisión política sobre cómo se van a entender y gestionar las relaciones entre la sociedad y el entorno ecológico en un contexto de cambio climático. “Antecedentes internacionales desde Perú (Irrigación Olmos), España (Tajo-Segura), África (Lesotho Highland Water Project), entre otros, evidencian importantes impactos -a veces irreversibles- en los ecosistemas y en la hidrografía de las cuencas cedentes”, escriben.
Este artículo fue actualizado el 19.11.2020 a partir de una aclaración de Cristian Vargas. Ver texto de los autores al final*
En Chile, en el último tiempo, se ha ido consolidando la discusión en torno a la posibilidad de construir una “carretera hídrica” que trasvase agua entre cuencas donantes y receptoras, aprovechando los supuestos ‘excesos’ hídricos de las primeras para suplir los ‘déficit’ de las segundas. Ya hay por lo menos dos solicitudes ingresadas a la Dirección de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas que buscan que la construcción de carreteras hídricas se declare de “interés público”, lo que abriría la puerta a la licitación de proyectos específicos en la materia: la iniciativa «Reguemos Chile” del presidente de la CPC Juan Sutil, y el proyecto “Vía Marina” de Félix Bogliolo.
Asimismo, CORFO/U. de Chile han avanzado en una evaluación de prefactibilidad respecto de este tipo de infraestructuras. Este tipo de iniciativas fueron mencionadas también en propuestas de la Fundación Chile y por la Encuesta Nacional del Agua. Por todo esto, la carretera hídrica es y será un tema contingente y recurrente en discusiones de política pública asociadas a la gestión y gobernanza de los recursos hídricos.
Bajo la premisa de que el agua dulce que llega al mar se pierde, los principales argumentos en apoyo de la carretera hídrica enfatizan su potencial para: i) ayudar a posicionar al país como potencia agroalimentaria al adicionar nueva superficie agrícola regable; ii) hacer frente a escenarios de escasez hídrica en un contexto de cambio climático; o iii) incrementar la seguridad hídrica de las regiones semiáridas del país expuestas a grandes fluctuaciones de disponibilidad de agua, entre otras.